El pasado 11 de mayo, el salón musical de la Biblioteca Central “Máximo Gorki” de la ciudad de Piatigorsk acogió un selecto grupo de periodistas, hispanistas y amantes de la literatura con motivo de la presentación de dos libros de autores aragoneses: se trata de Reloch de pocha, de Chusé Inazio Nabarro, y El fragor del agua, de José Giménez Corbatón. Ambos títulos fueron traducidos al ruso –el primero desde el aragonés y el segundo, desde el castellano– por Aleksey Yéschenko y publicados por la editorial zaragozana Gara d’Edizions en 2011. Se cumplía de este modo el ambicioso proyecto de Chusé Aragüés, fundador de esta editorial, de promover la obra de escritores aragoneses en el país cuyos lectores suelen contrastar la calidad de la literatura traducida con el patrón de referencia moldeado por Pushkin, Dostoyevski y otros grandes de las letras rusas.
Natalia Shkurátova, responsable de relaciones públicas de la Biblioteca “Máximo Gorki”, informó que Aleksey Yéschenko había donado a ese centro cultural un lote de libros de autores aragoneses que, además de los citados títulos de Chusé Inazio Nabarro y José Giménez Corbatón, incluye la edición trilingüe –en aragonés, castellano y ruso– de No dexez morir a mía boz, de Ánchel Conte, la versión rusa de Aguardando lo zierzo, del mismo autor, y la edición bilingüe –en castellano y ruso– de El Rey Sancho, de Alfonso Plou.
A continuación, apoyándose en una selección de diapositivas que ofrecían a los presentes un caleidoscopio de mapas, paisajes, retratos de escritores, portadas y fragmentos de sus libros, Aleksey Yéschenko se refirió, en una informal exposición, a las cinco generaciones de escritores aragoneses desde Javier Tomeo hasta Patricia Esteban Erlés dedicando la parte principal de su disertación a los libros de Chusé Inazio Nabarro y José Giménez Corbatón. Al entrar en el tema de las filosofías y tecnologías de traducción, el hispanista ruso expresó sus reparos al reiteradamente mencionado postulado de las dificultades o problemas de traducción: según él, cuando el traductor asume la traducción como un penoso bregar contra el cúmulo de dificultades el resultado de su trabajo no será otro que el fracaso; la clave del éxito de una traducción está en aceptar esta labor como un regalo del destino –o del autor del original– que pone en manos del traductor una joya, un complicadísimo artefacto montado palabra a palabra, y el traductor se deleita desmontando esta joya para ir sustituyendo sus diminutas piezas por otras, sacadas del repertorio que le ofrece el idioma meta.
Retomando la palabra y refiriéndose a los libros editados en ruso por Gara d’Edizions, Natalia Shkurátova destacó el esmerado diseño y una alta calidad de la impresión conseguida por el equipo responsable de la edición de las dos obras que inauguran una nueva serie –bautizada con el nombre de Gara Rusia– de la editorial zaragozana. La novela corta de Chusé Inazio Nabarro, a juicio de Natalia Shkurátova, puede servir de una magnífica introducción en el tema aragonés en sus vertientes histórica, literaria y lingüística tanto más que el lector de la versión rusa de Reloch de pocha cuenta con un estudio de Aleksey Yéschenko de la obra de Nabarro en el contexto del panorama literario y la situación lingüística de Aragón. Es admirable, dijo Natalia, que, por medio de este libro que narra la vida y las peripecias de un aragonés “crecido en el país de bojes, en un pueblo en medio de Sobrarbe que viene a ser lo mismo que decir en medio de la nada”, los lectores rusos tengan acceso a tantos y tan variados aspectos de la historia, cultura y mentalidad aragonesas.
La tercera en hacer uso de la palabra fue Victoria Dobrozhánskaya, conocida cantante y compositora, que hizo un pormenorizado análisis de El fragor del agua, de José Giménez Corbatón. Armada de un manojo de hojas con citas y apuntes, Victoria no leyó sino recitó varios fragmentos del libro de Giménez Corbatón y terminó diciendo que le costaba trazar una línea de separación entre el autor y su traductor porque, dijo, no esperaba encontrar en un libro traducido un lenguaje tan rico y tan elaborado que parecía reflejar, con las palabras rusas, la magia de las palabras españolas.
La presentación tuvo su colofón musical cuando Victoria interpretó algunas de sus canciones con letras de sus poetas más admirados entre los cuales, como era de esperar, no podía faltar Federico García Lorca.
GARA D'EDIDIZONS
En calidad de nuestro enviado especial: Aleksey Yéschenko
En calidad de nuestro enviado especial: Aleksey Yéschenko
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