POESÍA DEL CORAZÓN EN CHESO

Xordica publica en un solo volumen la lírica de María Victoria Nicolás.

Mariví Nicolás..ESTHER CASAS Mariví Nicolás..ESTHER CASAS

Plevias

Obra poetica en aragonés cheso. Victoria Nicolás. Xordica. Zaragoza, 2010. 246 páginas.

Con ‘Plevias’ (lluvias) estamos ante lo que podría ser hasta el momento la obra poética completa escrita por Victoria Nicolás en la modalidad diatópica de aragonés hablada en el Valle de Echo. Mariví (nacida en 1939) forma parte de un nutrido grupo de autores que a partir de la década de los 80 del siglo pasado revitalizaron la escritura en cheso una veintena de años después de la desaparición de Domingo Miral, Rafel Gastón y, sobre todo, Veremundo Méndez Coarasa, los grandes autores de principios y mediados del siglo XX. Entre los muchos nombres de esta larga nómina de literatos cabría destacar a los prosistas Chusé Coarasa Atienza (+1988) y Antonio Pérez Larripa, a la poetisa Rosario Ustáriz Borra (+2009) o a los músicos y letristas de canciones Chusé Lera Alsina y Chuan Chusé Lagraba Miguel.

El volumen que nos ocupa, ‘Plevias’, es en realidad un tríptico que consta de tres partes bien definidas: ‘Plevia grisa’, ‘Plevia violeta’ y ‘Lo ramo de San Chuan’.

La primera parte, ‘Plevia grisa’, además de ser la más extensa, contiene la que ya desde un principio van a ser las claves interpretativas –los temas principales, los rasgos estilísticos, el tono lírico y melancólico- de todo el libro. Los 33 textos de ‘Plevia grisa’, en un principio, fueron alumbrados por la autora en 1985 como un poemario exento. Con ellos obtuvo una mención especial en el IV premio de poesía en aragonés “Ana Abarca de Bolea” que desde los años 70 convoca el Consello d’a Fabla Aragonesa. Fueron editados finalmente en 1986 en Huesca por la editorial de dicha asociación con el título de ‘Plebia grisa’ y una excelente portada, por cierto, del pintor José Luis Cano.

Ante todo hay que decir que ‘Plevias’ es poesía del sentimiento. Poesía del corazón. Las tonalidades anímicas predominantes son la pena, la tristeza, la melancolía, la soledad, la añoranza de los bienes perdidos… únicamente atenuadas por la presencia omnipresente de la luna, fiel confidente de la autora, que sola o en compañía del sol y las estrellas realiza la función de auténtica columna vertebral del poemario.

Las vivencias personales más traumáticas afloran de forma esporádica entremezcladas con el discurso poético digamos más génerico. La dolorosa pérdida de su hija Diana aparece –sutilmente, simplemente esbozada, sin ser nombrada siquiera- en el poema ‘La nirna’ (“Yeras en lo patio/ rodiada de luces”). Su ruptura matrimonial se entrevé discretamente en ‘Pleveba’ (“Caminar ya chuntos/preciso no’n yera”) o en ‘La mesacha’. A veces, aunque tímidamente, se vislumbra la esperanza (“¿Qué negra yera la nuey,/ qué blanca la nuestra senda!”) y surge de nuevo un breve espacio para la alegría (en varios textos navideños, por ejemplo, y sobre todo en el que, sin demasiados aspavientos, dedica a su nieto: Pa cualisquier nieto de la suya lola).

La otra gran protagonista de estos poemas es la naturaleza sobre la que se proyecta el estado de ánimo de la poetisa.
En cuanto a la forma, hemos de apuntar que los versos de Mariví suelen seguir de cerca el modelo de la lírica popular. Así lo atestigua el predominio de los metros de arte menor y la rima asonante, el uso de estribillos, de paralelismos, de repeticiones (“A l’alba que yera a l’alba”), de pasajes dialogados como en el romancero…

‘Plevia violeta’, la segunda parte del poemario, está compuesta por materiales bastante heterogéneos. Se inicia con una serie de obituarios y homenajes dedicados a escritores en cheso como Chusé Coarasa (dos textos) y Rosario Ustáriz (todavía viva y poéticamente productiva en aquel momento) o a otros personajes del valle como Rosario de Cachón o Miguel Ánchel d’Agustín. Especialmente significativa es la doblemente reseñada ausencia de Chusé Coarasa. El resto –bien sean textos sueltos o la colección de 8 poemas publicados bajo el título de ‘L’aire de lo lugar’ en el V premio “Val d’Echo” (1992)- suelen repetir los temas y los moldes métricos y estilísticos creados en ‘Plebia grisa’. Acaso quepa destacar el poema Macanaz, uno de los escasos fragmentos que no trascurren en el no sé si locus amoenus u hortus conclusus del Valle de Echo. La tercera parte, ‘Lo ramo de San Chuan’ (el arcoiris, en castellano), es con diferencia la parte más lúdica y desinhibida del poemario. ‘Plebias’ es un libro, en suma, que recomiendo encarecidamente que se lea y se relea. Una obra bella, sencilla y, sobre todo, extremadamente delicada, y cifrada en un aragonés cheso de muchos quilates.

Fuente: http://www.heraldo.es

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