Desde el más allá donde se dan cita los más preclaros cultivadores
y hacedores de idiomas y dialectos, nos llega la noticia del alegre alboroto que
se ha producido en la tertulia de Juan Fernández de Heredia. Resulta que Axular,
el Doctor Angélico de Euskal Herria -el más allá anula el devenir
del tiempo dándole la dimensión de la eternidad y sus moradores no se
juntan por imperativos del interés y caprichos del momento sino por motivos
del espíritu-, tenía razón cuando le restaba importancia al hecho
de que la tan esperada Ley de lenguas de Aragón quedara en papel mojado. Los
criados y lacayos de palacios, por una parte, y los escritores con sus hablantes,
por la otra, -decía Axular-, viven en mundos que no se tocan y no se debe darles
a los palaciegos más importancia de la que tienen. Malo es que dichos criados
hayan intentado derogar esa sufrida ley pero nada está perdido. Y el rector
de Sara tuvo a bien dirigir a los aragoneses el mismo parlamento que, en su día,
les había lanzado a sus paisanos, los euskaldunes: "Si se hubieran escrito
en aragonés tantos libros como se han escrito en francés o en cualquier
otra lengua, también el aragonés sería una lengua rica y perfecta
como ellas, y si esto no es así, son los mismos aragoneses los que tienen la
culpa". Y todos los que le atendían, asentían unánimes: "Los
hablantes sí que son importantes porque son los primeros en dar nombres a las
cosas pero es el escritor el que tiende entre ellos un puente de letras para que
hagan suyas las ideas que va cincelando con el buril del intelecto y la intuición.
Esperemos lo que nos digan los escritores aragoneses. Para mí, estos no fallarán".
Fuente:www.diariodelaltoaragon.es
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