FUE LA PRIMERA LENGUA EUROPEA A LA QUE SE TRADUJERON TEXTOS
DE AUTORES CLÁSICOS COMO PLUTARCO
Aragón posee una extraordinaria riqueza y diversidad lingüísticas de las que los propios aragoneses no somos totalmente conscientes o no valoramos en sus justos términos.
Además de las múltiples
peculiaridades del castellano, se hablan otras dos lenguas: el aragonés y el
catalán, cada una de ellas con variedades locales, y diversas hablas de
transición como fruto del contacto fronterizo entre ellas.
La falta de conocimiento y
reconocimiento suficientes por parte de la sociedad aragonesa en su conjunto de
esta múltiple y enriquecedora realidad, así como los bruscos cambios económicos
producidos en las sociedades rurales hacen que estas lenguas minoritarias
tengan problemas para desarrollarse y, en algún caso, para sobrevivir. Un
primer paso para superar esos problemas y cambiar la dinámica de aislamiento y
abandono de estas lenguas es dar a conocerlas a la comunidad a la que
pertenecen y sensibilizarla de la importancia de mantener su biodiversidad lingüística.
El aragonés es una lengua
románica, la única de las tres que hablamos los aragoneses que es exclusiva de
nuestro territorio. Es un patrimonio inmaterial de toda la humanidad que nos
toca conservar como un tesoro; su pérdida supondría un empobrecimiento para nuestra
cultura.
Fue la primera lengua europea a
la que se tradujeron textos de autores clásicos como Plutarco, pero hoy,
en este siglo XXI que comenzamos, malvive reducida a unos pocos miles de
hablantes en el norte de Aragón, donde comenzó su andadura hace mil años.
La obra que presentamos, El
aragonés: una lengua románica, trata de mostrar a la sociedad aragonesa la
realidad de este importante patrimonio, todavía vivo, desconocido para una
buena parte de los aragoneses. Es una herramienta para conocer más y mejor esta
lengua.
EN LA PRIMERA parte se explica la
historia de nuestra lengua desde su nacimiento en los albores del segundo
milenio, a continuación se estudia el despliegue territorial que acompañó al
nacimiento y expansión del Reino de Aragón durante la Edad Media en la que el
aragonés llegó a ser la lengua de la Corte (lo que hoy llamaríamos lengua
oficial), de los textos jurídicos, de los documentos y de la literatura, con
especial referencia al taller de traducción de Johan Ferrández de Heredia y
a textos como las Glosas Emilianenses,Razón feita d'amor, La Crónica
de San Juan de la Peña y otros.
Tras el Compromiso de Caspe y la
entronización en Aragón de una dinastía castellana que opta por esta lengua
como idioma de la Corte, se produce un distanciamiento entre habla popular y
oficial y poco a poco va quedando como lengua de ámbito doméstico alejada de
los centros de poder, hasta llegar a la situación de dialectalización y
castellanización en que vive hoy, agonizante, hasta el punto de ser una de las
lenguas que la Unesco califica como "en peligro de extinción".
Los siguientes capítulos
mostrarán la realidad actual de estos dialectos, sus características y su
cultivo literario. A continuación, el siguiente bloque de la obra es un
verdadero método de aprendizaje de la lengua, mediante la explicación de su
gramática, la elaboración de unos ejercicios que conducen unos personajes (Lorién e Izarbe)
a través de ejercicios, juegos, adivinanzas, dichos, refranes...
Como la lengua es el vehículo de
la cultura de un pueblo cada uno de los capítulos tendrá una parte relativa a
esta materia para lo que, al igual que para algunos artículos concretos, hemos
contado con la colaboración de reputados especialistas.
Finalmente cada apartado
recorrerá la biografía, la obra y un texto de un autor para cerrar con la
sección fendo parola, vocabularios temáticos relacionados las más de las
veces tanto con el contenido gramatical de cada fascículo como con los
ejercicios para darle la necesaria coherencia interna.
El último capítulo hará un breve
recorrido por aquellos estudiosos que como Borao, Costa, Saroïhandy o
Moneva, entre otros muchos, sacaron al aragonés del olvido. Un epílogo, por
fin, tratará de explicar la situación actual y las pautas para la supervivencia
de este patrimonio común de los aragoneses, sean o no hablantes, como lo es un
monasterio, un castillo, un río o una especie animal.
La segunda parte del libro la
compone un diccionario bilingüe aragonés-castellano y castellano-aragonés, del
que es autor Antonio Martínez Ruiz. Se trata de la cuarta edición de esta
obra lo que pone de manifiesto su gran acogida y su utilidad, con más de 10.000
entradas.
En la sociedad en que vivimos,
para que una lengua minoritaria sobreviva y como establece la Constitución
española y la Carta Europea de las lenguas minoritarias, hace falta
reconocimiento oficial, uso público, enseñanza en la escuela, pero sobre todo
hacen falta hablantes y aún se podría decir algo más: hablantes que estimen su
lengua, que no la consideren inferior, que la cuiden y la mimen, que conserven
sus palabras como lo que son: un legado de sus padres y abuelos que encierra
una forma peculiar de ver y entender el mundo.
Pretendemos acercar la historia,
la literatura, la gramática, el vocabulario del aragonés y la cultura expresada
en esta lengua a todo aquel que quiera empaparse de ella, haciendo bueno el
adagio de que solo lo que se conoce puede llegar a amarse.
Ojalá lo consigamos y dentro de
unos años podamos decir que nuestra lengua se ha salvado, que la hemos salvado
entre todos. Esa es la tarea que nos hemos propuesto y cuyo buen fin depende,
también, de ti, querido lector. ¿Nos ponemos a ello?
José Ignacio LÓPEZ SUSÍN
Fuente: www.elperiodicodearagon.com
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