TIERRA QUEMADA

Era un compromiso del ex presidente Iglesias y no quiso marcharse, tras tres legislaturas en el poder, sin aprobar la ley de lenguas. Tal era su empeño que presento el proyecto sin contar con el apoyo de quien fuera hasta entonces su socio, el PAR, y miro a su izquierda, hacia CHA, para poder sacarlo adelante. La norma nació sin consenso y antes de ver la luz genero más recelos que ilusión, pese a que partía de un supuesto poco discutible, como era garantizar el uso por los aragoneses de las lenguas propias como un legado cultural histórico que debía ser conservado.

Ahora, y con la legitimidad que les han dado las urnas, los populares han decidido hacer política de tierra quemada y, pese a no derogar la ley como llegaron a plantear en su programa electoral, se proponen modificarla de tal manera que parecerá otra totalmente distinta. Sin duda, habrá quienes celebraran los cambios, aquellos que en su día cargaron con dureza contra la normativa. Pero la modificación dejara también mucho descontento.

Puede reprocharse tanto al PSOE, entonces, como al PP, ahora no haber hecho un mayor esfuerzo por tratar de aunar voluntades en un asunto que no debería ser tan espinoso, pero que ciertamente se ha revelado muy complicado.

Fuente: www.heraldo.es

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