Desde hace mucho tiempo tengo curiosidad, respeto y ganas de aprender la lengua aragonesa. Pienso que no debe caer en el olvido y me consideraba una gran defensora del aragonés. Aunque ahora me doy cuenta que durante muchos años fui rectificando y corrigiendo una forma de hablar que para mi “estaba mal dicha” o es que “hablaban mal ”. Poniendo mi granito de arena, a causa de mi propia ignoracia, en la desaparición de nuestra lengua.
Ahora tomo conciencia de la cantidad de palabras aragonesas que tengo en mi vocabulario y la mayoría de ellas se las debo a mis abuelos. Sí, a esos mismos abuelos, que una vez tras otra me escucharon decir:
“yaya que eso no se dice así”…
“que no se dice analís” se dice análisis.
“que va antes la semana o el mes; pues se dice se me, no me se”
“no se dice trucar" se dice llamar
“no le digas al médico indizion” se dice inyección
“no existe el licotero” querrás decir helicóptero
Pero lo más triste de todo es que mis abuelos nunca me dijeron, que ellos no es que hablaran mal, sino que hablaban en aragonés. Al contrario, se dejaron una vez tras otra corregir, porque como ellos decían “en el pueblo hablábamos así y como tampoco pudimos ir mucho a la escuela, no sabemos hablar bien”. Asumieron que en la ciudad no se debía hablar así, e intentaban aprender de todo aquello que se les rectificaba.
Quizás pertenezco a una generación en la que el aragonés era sinónimo de rural, analfabeto… el aragonés no era valorado y nadie se paró a explicarnos que la forma en la que hablaban nuestros mayores era una lengua propia. Nunca en la escuela me hablaron del aragonés, al contrario, aún recuerdo el castigo que me cayó por contradecir a mi profe. Según ella “carrañar” estaba mal dicho, se decía reñir. Y resulta que en mi casa nadie me reñía, pero todos me carrañaban…
Pero si la profe lo decía había que hacerle caso y es que ya se sabía… mi familia venía de la montaña y por eso en mi casa no se hablaba del todo bien.
Por eso me alegra ver que en los últimos años algo está cambiando aunque todavía quede mucho camino por recorrer. Espero que sepamos trasmitir que el aragonés es nuestra riqueza cultural, un bien lingüístico vinculado a nuestras raíces. Una lengua que hablaban nuestros mayores independientemente de su ideal político o religioso.No debemos politizar nuestra lengua, sino intentar devolverle el valor que se merece o por lo menos el respeto que nunca deberíamos haberle perdido.
El mismo respeto que se merecían las tradiciones y la lengua de mis abuelos, aunque para eso, ya sea tarde….
Fuente: http://memoriadepez-anonimo.blogspot.com
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