El uso de este idioma y del catalán es común en debates de ayuntamientos del norte de la provincia de Huesca.
La DGA impide intervenir en aragonés en los plenos municipales, pese a que el uso de esta lengua y del catalán es muy común en ayuntamientos del norte de la provincia de Huesca, porque aún no ha declarado ninguna zona de utilización histórica predominante. Y es que la ley de Lenguas aprobada en 2013 impone este requisito previo para poder debatir en las entidades locales en la respectiva lengua o modalidad lingüística propia de cada zona.
Así lo indica un informe emitido por el departamento de Política Territorial e Interior en respuesta a una aclaración que pidió el 2 de junio el Ayuntamiento de Huesca. Y es que a raíz de la intervención en aragonés que hizo en su toma de posesión el portavoz de CHA, Francho Nagore (luego aportó la traducción), el secretario preguntó a los servicios jurídicos del Gobierno de Aragón sobre la posibilidad legal del uso de la lengua pirenaica propia de las áreas pirenaica y prepirenaica en los debates de los órganos de gobierno oscenses, así como en la redacción de actas, acuerdos y otros documentos oficiales.
Este informe reconoce que, según el artículo 20 de la ley de Lenguas, en aquellas zonas de utilización histórica predominante, los debates de los órganos de las entidades locales y las actas, acuerdos y otros documentos oficiales se podrán realizar y redactar en la lengua o modalidad lingüística propia. No obstante, también incide en que «hasta estos momentos no se ha producido la declaración por parte del Gobierno de Aragón de ninguna zona de utilización histórica predominante, por lo que no es aplicable lo dispuesto en la ley». Por ello, concluye que las intervenciones en los plenos y la redacción de las actas «deberá realizarse en la lengua oficial, que es el castellano, al no existir en Aragón una lengua cooficial».
El presidente de CHA, José Luis Soro, y el portavoz municipal, Francho Nagore, criticaron ayer el informe «porque significa que ningún ayuntamiento puede usar el aragonés o el catalán», y acusaron a la DGA «de privar a los aragoneses de los derechos lingüísticos». Ante esta situación, anunciaron que presentarán una moción en el Consistorio oscense para instar al Gobierno de Aragón a desarrollar la ley y a que incluya al municipio de Huesca en las zonas de utilización histórica del aragonés, como demuestran los mapas elaborados desde finales del siglo XIX, según CHA.
Pese a lo que diga el informe, Nagore aseguró que usará el aragonés en el próximo pleno para defender esta moción aunque con intervenciones «testimoniales». E insistió una vez más en que su intención «no es imponer esta lengua ni perjudicar a nadie, sino abrir espacios públicos al uso del aragonés porque si las lenguas no se Utilizan, al final se mueren».
En otros ayuntamientos de la provincia de Huesca donde es habitual intervenir en aragonés o en catalán en los plenos también rechazan el contenido del informe. En este sentido, Luis Gutiérrez, alcalde de Hecho (PSOE), afirmó que seguirán usando el cheso, como hacen ahora los concejales de todos los partidos, ya que considera que es una forma de luchar por mantener un patrimonio «que nunca debería perderse». No obstante, también aclaró que si en alguna sesión acude público que no entiende esta lengua, no la usan. Además, las notificaciones, los acuerdos y propuestas y las actas se escriben en castellano.
En la Ribagorza Occidental, la utilización de las lenguas vernáculas en los plenos es anecdótica. En Benasque, por ejemplo, el teniente de alcalde Javier Abadía (PP) señaló ayer que en esta legislatura no se ha empleado nunca el patués, aunque dejó claro que tampoco habría ningún problema si ocurriera. Tampoco en Castejón de Sos se interviene en patués ni en grausino en Graus. Sí es más habitual el uso de variantes locales del catalán en la zona oriental, al menos en municipios pequeños como Montanuy, aunque las actas se redactan en castellano.
En Fonz, los plenos se debaten en foncense, una variedad también denominada bajorribagorzano que se usa más que el castellano, aunque los documentos oficiales y las propuestas sí se presentan en la lengua oficial. El alcalde José Teodoro Ferrer (PSOE) rechaza el informe «porque nos quieren imponer el uso de una lengua que está fuera de contexto cuando para un debate lo esencial es que todos hablemos lo mismo».
«Nosotros hablamos en fabla, porque todos somos del pueblo, pero las actas se escriben en castellano», explica el alcalde de Gistaín, David Bielsa (PAR). En esta localidad del valle de Chistau, el chistabín incluso se enseña en la escuela pero, con todo, Bielsa echa en falta una regularización y un reconocimiento. Una situación similar se da en Plan, donde «el que habla en castellano, pues en castellano; y el que habla en chistabín, pues bien. Es la lengua con la que estamos acostumbrados a hablar, igual que en la calle, por eso no le damos más trascendencia», comentó el alcalde, José María Fantova (CHA).
En el vecino valle de Bielsa, «en el Ayuntamiento se habla en castellano y en belsetán -otra variedad lingüística del aragonés- sin ningún problema. Cada uno es libre de hablar como quiera», dijo el alcalde, Antonio Escalona (PSOE).
Fuente: Heraldo de Aragón (edición papel)
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