La literatura en aragonés puede presumir de ser, cuando menos, prolija. Existen numerosos títulos que siguen su gramática, muchos más de los que le correspondería, proporcionalmente, por el número de hablantes de aragonés.
"Literatura hay mucha y muy buena, pero bajo esa especie de paradoja que trae consigo el hecho de que hay muy pocos usuarios, muy pocos lectores en aragonés. Y además, la mayor parte de lo que se publica está muy condicionado por varias circunstancias, entre las que destaca la diglosia, que significa que sólo se emplea para determinadas cosas", explica José Ángel Sánchez, profesor de Literatura en el Diploma de Especialización en Filología Aragonesa y protagonista de la segunda de las Jornadas de presentación del ‘Tresoro d’a lengua aragonesa en la red’ que acoge el Instituto de Estudios Altoaragoneses.
El experto apuntó que "en la práctica, esta diglosia se traduce en que la literatura en aragonés se emplea muchas veces para los mismos temas y ambientes, cuestiones como el ciclo de la vida, el campo o para aportar determinadas visiones etnográficas tanto del Pirineo como del Prepirineo", lo que no impide que "se puedan encontrar autores y obras de primerísima fila en aragonés como pueden ser Chusé Inazio Nabarro, Carlos Diest o Chusé Raúl Usón, por citar algunos ejemplos de nivel".
Lo que cabría preguntarse ahora, señaló Sánchez, es el por qué en un momento dado los autores han girado su mirada hacia el aragonés, una cuestión, resolvió, para la que no hay una única respuesta. "Cuando una lengua está casi agonizante y se toma conciencia de que va a morir, es más o menos habitual que la gente empiece a utilizarla con la idea de dejar testimonio escrito de lo que se hablaba en su casa. Es un fenómeno que ha ocurrido con todas las lenguas minoritarias y en peligro de extinción».
Junto a ello, concurren otros condicionantes como "la búsqueda de cierta originalidad expresiva. Hay quien apuesta por las metáforas en su prosa, por ser más o menos barroco, y hay quien opta por cambiar a una lengua más minoritaria porque siente que así su voz será más singular".
Sin embargo, añade Sánchez, cada vez son más los autores que deciden traducir, en muchos casos ellos mismos, sus textos al castellano en pos de una mayor difusión de su obra, textos que, por otra parte, concluye Sánchez, también tienen destacadas voces femeninas como las de Elena Gusano o Elena Chazal, dos buenos ejemplos de literatura de calidad en aragonés.
Fuente: Diario del AltoAragón (edición papel)
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