La Tronca de Nadal es un elemento característico del solsticio de invierno en las tradiciones más ancestrales de Aragón. Ligallo de Fablans de Zaragoza ha conseguido rescatarla e invita a recuperar “esta bonita alternativa aragonesa a Papá Nöel”. Durante estos días se celebra la Tronca en diversos puntos de la geografía aragonesa
La tradición aragonesa es rica en este periodo navideño. Así lo afirma Ligallo de Fablans recordando que en los días cercanos al solsticio de invierno, desde Egipto se extendió por Europa la fiesta de Ra, el dios sol, que ganaba la batalla a la oscuridad gracias al hombre y la mujer, que encendían fuegos en su honor. Más adelante, fue la cristiandad quien fechó el nacimiento de Jesús en días cercanos al solsticio. “Qué casualidad que el cristianismo colocó el nacimiento de Jesús junto al solsticio de invierno, igual que hicieron los romanos y antes los orientales con sus dioses de la vida y la muerte”, añaden.
Media humanidad ha conocido y festejado la muerte del sol, “o, mejor dicho, la fecha en la que el astro vuelve a estar más tiempo sobre nuestras cabezas”, continúan. Más que una fiesta es “como una victoria en una batalla entre la luz y la sombra, el día y la noche, la vida y la muerte”. El hombre y la mujer al fin se deciden a hacer fuego “como diciendo ‘fíjate, que como no le demos un empujón al sol (como no amontonemos más leña en el hogar) se nos acabará para siempre el calor y la luz”, apunta Ligallo de Fablans.
En Aragón, y también en tierras catalanas y occitanas, la tronca, toza o tizón de Nadal (o también de Nabidá) es un elemento característico de las tradiciones del solsticio de invierno. La abadesa del monasterio de Casbas (Uesca), Ana Abarca de Bolea (hermana del Conde de Aranda), ya nos habla de ella en el siglo XVII: “Toz la claman buena noche, dirálo la colazión y lo tizón de Nadal que ye nombrado tizón”.
La Tronca de Nadal es el tronco más grande de la leñera, guardado especialmente para esta fiesta. Solía estar hueco o con alguna raja para guardar dentro o junto a él los regalos que se repartían en Nochebuena. Cuando se colocaba en el hogar eran los niños y las niñas las encargados de hacer soltar la carga a base de golpes repetidos, que junto a las frases, bendiciones rituales y las chispas que con cada golpe salían del fuego eran el calor familiar y mágico de una fiesta ancestral. Una costumbre que, debido al “éxodo rural a las ciudades, la calefacción central y el desprestigio frente a costumbres invasoras”, como el resto de la cultura popular está en peligro de extinción, advierten.
“Conocemos la tradición que nos venden en la televisión y lo que nos cuentan nuestras abuelas, en el mejor de los casos. Sin embargo, nos sorprendemos siempre que preguntamos por otros ritos que no son los clásicos de una cena de Navidad o Reyes. La Tronca de Nabidá es un rito que, bien por la evolución de las casas modernas, bien por falta de interés de los medios de comunicación, ha caído en un agujero profundo del cual sólo podrá salir si hacemos el esfuerzo conjunto de volver a ponerla en nuestras vidas y las de nuestros hijos”, argumentan. La Tronca de Nabidá tiene un valor social, etnológico, cultural e histórico “capaz de sobrepasar los límites impuestos por una sociedad consumista que se identifica con Santa Claus y la modernidad de la calefacción central”.
Para Ligallo de Fablans conocer nuestras tradiciones “nos enriquece colectiva y personalmente, nos hace menos vulnerables ante quienes tratan de unificar nuestros placeres, nuestras inquietudes, nuestra cultura, en una falsa globalización devoradora de cultura”. “Celebrando nuestros ritos, mejoramos como pueblo y como personas”, reivindican.
Ligallo de Fablans de Zaragoza ha conseguido rescatar la Tronca de Nadal y busca una actualización adaptada a nuestra sociedad. En este sentido hacen una reflexión: “Olvidamos aquellos años en los que cualquier juguete de trapo valía tanto como el último modelo de consola de videojuegos. No hace muchos años, se vivía con pocos gastos. Esa muñeca de trapo no necesitaba decir nada, gatear o hacer pedorretas. Confundimos el valor con el precio de las cosas. La Navidad no es comprar cosas a la gente que queremos. Es regalar nuestro amor, y eso no se compra con dinero. Es tan fácil como pasar un rato con la familia y hacer algún regalo. Poca cosa, nada más que un gesto de cariño. Los niños y las niñas de hoy confunden el sentido real de la Navidad. Todo se está convirtiendo en un ‘si me quieres, cómprame tal cosa”.
Por eso, durante estos días, recorren diversas localidades con un escenario que muestra de una forma teatralizada el rito. Desde Ligallo de Fablans invitan a las y los pequeños y mayores a recibir un pequeño presente que de la tronca y a recuperar “esta bonita alternativa aragonesa a Papá Nöel, poniendo en vuestra casa otra vez la Tronca de Nabidá, aunque sólo se queme en vuestros pensamientos… aunque si teneis hogar y chimenea, mucho mejor”. En este enlace podrás descubrir las troncas ya programadas por Ligallo de Fablans en Samianigo, Uesca y en diversos barrios de Zaragoza. La primera empieza este sábado 19 de diciembre.
Tronca en A Flama
Este viernes, a las 19.30 horas, A Flama Tabierna organiza su ya clásica Tronca de Nadal. “Ninos y ninas, a Tronca de Nadal arriva t’A Flama i habrá presents y lamins pa totz y todas”, afirman en su convocatoria en Facebook.
El barrio de Jesús también tiene su Tronca
También el zaragozano barrio de Jesús organiza su Tronca, a la que invita a todos sus vecinos y vecinas. Una Tronca que se realizará este domingo, a partir de las 12.00 horas en el patio del Colegio La Purísima y San Antonio, en el Camino del Vado 9, y que está organizada por la Asociación Vecinal, los Gaiteros del Rabal y el Ligallo de Fablans.
Cadrete se cita con la Tronca
Como todos los años, la Asociación Cultural A Gardincha de Cadrete celebrará su Tronca. Será el martes 22 de diciembre, a las 18.00 horas en el Pabellón Polideportivo. La Asociación invita a los niños y niñas y también a mayores a disfrutar de las tradiciones aragonesas.
Las partes del rito, contadas por Ligallo de Fablans
Se pueden distinguir dos variedades de ritos aragoneses y cientos de versiones, casi tantas como casas que lo celebran. En el Aragón oriental hacen más hincapié en el carácter festivo y de una tronca que da regalos a los críos, mientras que en el Aragón occidental la tendencia está más dirigida hacia el fuego. Y esto es mucho más interesante que las tradiciones que nos llegan: la Tronca de Nabidá se celebra de tantas formas que sólo podemos explicar algunos detalles.
La ceremonia consta de varias partes unidas siempre por la magia de la Tronca. Si bien todas son importantes, no son imprescindibles, y dado que no sabremos cumplir el rito tal cual, podemos adaptarlo tratando de ajustarnos a estas partes:
1. Toda la familia irá a buscar la Tronca de Nabidá y arreglará su lugar en casa. Una Tronca grande simbolizará una familia grande y unida que trabaja de forma conjunta. Si no se puede ir al monte, se puede ir a comprarla o esperar juntos en casa a que la traigan. Se dejará preparada con los adornos y todo el teatro de papeles y juguetes escondidos.
2. La bendición de la Tronca de Nabidá la harán en conjunto la persona de más edad y la más joven. Así el talento y la fuerza se transmite de unos a otros para siempre. Se hará con un porrón de vino o con un vaso y mojándonos los dedos. La bendición puede cambiarse por palabras de buenas intenciones, sobre la familia, la sociedad en general y el futuro. Un ejemplo sería este: Tronca de Nabidá (u solstizio) / Fe que ista familia contine chunta / Que s’apañen os mals de o planeta / Y que faigamos fiesteta. La siguiente fue recogida por el escritor Ramón J. Sender en Alcoleya de Cinca: “Tronca de Nadal, manda al mayoral que nos dé confites la noche pascual”. En el Aragón oriental se solía decir: “Tronca de Nadal caga turrons y pixa vi blanc”. Después de la bendición se levanta el porrón y se dice: “Bebe tizón bebe porrón, tu por a boca y yo por o garganchón”.
3. Ahora es cuando las niñas y los niños pueden decir una frase como esta: “Güen tizón, güen barón, güena casa, güena brasa. Yo te truco a tú, Tizón, caga chuguetes y turrón!”. Es entonces cuando se golpea a la Tronca. La Tronca de Nabidá siempre caga regalos. Hacer la caga representa la astucia del hombre y la mujer, que domina la naturaleza para que le dé lo que necesita. Sentarse a horcajadas sobre la Tronca mientras se golpea pone al niño o a la niña en una posición nueva y excitante.
4. Quemaremos la madera y todo irá bien. El fuego nos dará calor, el humo unirá la Tierra con el Cielo, las cenizas nos librarán de los rayos. Según los lugares la ceniza tenía poderes fertilizantes, protectores de animales y personas. La parte no quemada se guardaba en la falsa para proteger contra los rayos.
5. No hay que preverlo. Los niños y las niñas golpearán la Tronca una y otra vez por si le queda alguna cosa que cagar.
Lo creamos o no, ese trozo de leña es mágico y bendito. Si no vamos a quemarlo, es un pecado ético, etnológico y medioambiental tirarlo a la basura. Antes de comprarlo hay que pensar en el fin que le daremos después.
Fuente: arainfo.org
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