LA ACADEMIA DEL ARAGONÉS CONCLUYE SU PROPUESTA PARA LA NUEVA ORTOGRAFÍA

"El aragonés necesita cuidado y vitalidad. Y necesita, sobre todo, lo que todas las lenguas: hablantes. Creemos que la ortografía que acabamos de confeccionar es un arma fundamental para salvar la lengua. Pensamos que es una buena ortografía y que representa a todas las variedades del aragonés". Con estas palabras define Manuel Castán, presidente de la Academia del Aragonés (L'Academia de l'Aragonés) el resultado final de la ortografía que acaba de preparar la entidad, y que ha sido objeto de un largo proceso de consenso.

"En febrero hicimos una propuesta provisional, para que todo el mundo que estuviera interesado nos hiciera llegar sus propuestas -relata Castán-. Nos presentaron hasta 90 enmiendas, la mayor parte de ellas de gente que había estudiado muy a fondo el borrador de la ortografía, y que nos señalaba posibles errores, matices u olvidos. A lo largo de los meses de mayo y junio hemos estudiado las enmiendas y hemos aceptado aproximadamente un 20 por ciento de ellas. Y, respecto a las rechazadas, hemos explicado nuestros argumentos". Pueden verse, al igual que la propuesta definitiva, en la página web de la entidad: www.academiadelaragones.org.

¿Será la ortografía definitiva? Pues, aunque ya hay artículos de la biquipedia que están siendo reescritos ajustándose a las nuevas reglas ortográficas, parece que no va a ser la definitiva, y en la propia Academia son conscientes de ello.
"Nosotros no podemos imponer la ortografía. Y, además, queremos convencer y que, desde el convencimiento, se vaya adoptando la nueva grafía. Pero la Ley de Lenguas que ha sido aprobada en el parlamento aragonés establece la creación de un Consejo Superior de las Lenguas y, luego, dos academias, una del catalán y otra del aragonés. Aunque el Consejo tenía que estar formado el 30 de abril, parece que ese proceso no está aún terminado, que las Cortes y la Universidad de Zaragoza han elegido los cinco miembros que les competen pero que queda por anunciar los cinco designados por parte de la DGA. Y, luego, se formarán las academias. Más que con recelo, nosotros contemplamos todo esto con preocupación, porque lo lógico hubiera sido que las Cortes hubieran legitimado lo decidido en el II Congreso del Aragonés. No ha sido así, desgraciadamente".

¿Era necesaria, pues, la nueva ortografía? ¿O acabará añadiendo confusión en un terreno especialmente resbaladizo?

"Nosotros estamos plenamente convencidos de que era necesaria -apunta Castán-, principalmente porque no todo el mundo había hecho suya la ortografía que nació del primer congreso, el del 87. Cuando hablamos del aragonés hay que reconocer que existen dos realidades. Una la de las variedades históricas y otra la de la fabla, que se desarrolla fundamentalmente en el mundo urbano. Se quiera reconocer o no, lo cierto es que han vivido al margen la una de la otra. El mundo de las variedades ha seguido a su aire. Cuando se creó la Academia vimos que necesitábamos unificar, respetar la historia de las lenguas romances y la etimología, en la medida en que fuera posible".

Respeto al origen de la lengua
¿Y cuáles son las claves de la nueva ortografía? "En primer lugar, hemos querido mostrar un respeto absoluto al origen de la lengua y a la etimología, incluso en los préstamos. No estamos de acuerdo con que no se utilizara la uve cuando había que utilizarla. Queremos que se vea el origen latino que tiene nuestra lengua. Hay palabras, como vitamina o vitalidad, en las que no resultaba lógico que enmendáramos la ortografía del latín. Uno de los escollos de nuestro trabajo era cómo adaptar los términos cultos. Ha habido cosas que no se han hecho bien. No podíamos hablar de 'endizión' (inyección) 'coltura' o 'monezipio'. Esa forma de hablar recuerda paródicamente a Paco Martínez Soria. Esas deformaciones son ruborizantes y las hemos eliminado".

Fuente: www.heraldo.es

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