JOSÉ ARBUÉS ACABA DE LLEVAR A LAS LIBRERÍAS 'HISTORIETAS D'UN LUGAR D'AS CINCO VILLAS, PRIMERA OBRA PUBLICADA EN UNA VARIEDAD DEL ARAGONÉS QUE ESTÁ DESAPARECIENDO. ES UN RETRATO COSTUMBRISTA ENTRE LA NOSTALGIA Y LA DESAZÓN.
José Arbués (Fuencalderas, 1934) es lo que los norte-americanos llaman un 'self made man'. Pastor, labrador y carbonero en su juventud, la mili le dio una oportunidad. Destinado en Melilla. fatigó la biblioteca de su cuartel; luego, ya licenciado, se quedó en Cataluña. donde encontró trabajo en una empresa del ramo del plástico. Barría suelos y cargaba camiones 12 horas al día pero sacó tiempo para hacer el Bachillerato nocturno. Y siguió estudiando. Al final, ya ingeniero químico, dirigía un equipo de más de 120 personas en la misma empresa donde comenzó.
Cumplidos ya los 50 años empezó a dar rienda suelta a su vocación y a publicar libros, en su mayor parte vinculados a la tierra donde nació. Ahora acaba de aparecer el que hace el número 12, 'Historietas d'un lugar d'as Cinco Villas' (Xordica), que se presentó al público ayer en el Centro Aragonés de Barcelona. Tiene, como rasgo distintivo, el hecho de que es el primer libro que se publica en la variedad del aragonés que se habla en parte de las Cinco Villas, variedad que, paradójicamente, ya casi nadie usa.
«Soy un gran observador de todo lo que me rodea, pero principalmente de la tradición oral. A principios de los años 60 empecé a escuchar a las personas mayores, siempre que tenía oportunidad, y recogía sus historias en una libreta Cuando ya tenía más de 200 de estas historietas se interesó por ellas el editor de Xordica (Chucé Raúl Usón), y aquí están».
Son narraciones breves, de tono costumbrista y muchas de ellas con ribetes humorísticos. Recogen desde sucesos cotidianos (el mozo que se queja porque en su visita a Zaragoza le han obligado a pagar por usar el urinario) hasta algunos de tono histórico (el libro se abre con un relato sobre las guerras carlistas).
«En mi faceta de escritor siempre he tenido un faro, una guía, que es el intentar rescatar del olvido todo aquello que he visto que se estaba perdiendo -señala-. Y en mi pueblo hay una rica tradición oral que está desapareciendo sin remedio. Fuencalderas no tiene el vigor que tuvo décadas atrás. Ya solo hay gente en el pueblo en verano o durante los fines de semana. Pero, a partir del lunes... muchas noches solo duermen allí dos personas, y muy mayores. Todo lo que he recogido en el libro me lo han contado a mí directamente o lo he presenciado».
En las páginas de la obra afloran personajes como don Alvaro. de Biel, «praticante y sacamuelas, además de barbero y boticario», del que se decía que era tan buen cazador porque, al ser tuerto, no necesitaba 'cucar' el ojo para apuntar. O situaciones como la del 'l'año da fambre', 1930, en la que la sequía obligó a los habitantes de la comarca a comer nada más que «bixoletes, moras, modrollos, lecinas u tapaculos»... Y también chascarrillos o chistes, como el que cuenta de una reunión de jóvenes en la que apuestan a ver quién dice la experiencia más rara que ha tenido. Uno dice: «No os lo creeréis, pero he visto el agujero por donde sale todo el cierzo de Aragón». El joven que tiene al lado le pega un bofetón, y tras pedirle explicaciones por su agresión, confiesa «No te pego por haberlo visto, no. Te pego por no haberlo tapau».
«Para contar todo esto he empleado el idioma vernáculo que he escuchado allí desde niño. Porque es el lenguaje en el que se explicaban los chascarrillos, en que se amaba y odiaba, en el que se hacían bromas, en el que se contaba todo lo que había sucedido en el pueblo años atrás. Cualquier aspecto de la vida, hasta sentimientos como el orgullo o la ambición, se explicaban en esa lengua...».
La variedad lingüística del aragonés en la que están escritas e-tas 'Historietas d'un lugar d'as Cinco Villas' es especial. «En los últimos 30 años se han publicado unos 500 libros en aragonés -apunta el escritor-, y este es el primero en la variedad que yo he vivido y aprendido. Cada vez se habla menos, pero aún se oye. de manera muy restringida y parcial en localidades como Fuencalderas, Longás, Lobera de Onsella, Biel, Luesia, Sos, Uncastillo, El Frago o Luna. Pero, en realidad puede decirse que esta variedad está extinguida. Ya en la época la que yo empecé a escucharla estaba muy amenazada, sufría una presión enorme para que no prosperara. En la escuela te inculcaban que había que 'hablar bien', hacerlo suponía emplear el castellano. Ya en los años 40-50 era un aragonés muy castellanizado».
El libro, pues, tiene también un punto claro de reivindicación «Mis hijos hablan catalán pero e tudian aragonés, como lo hace mi nieto -señala-. Lo que más se conserva en Fuencalderas es el vocabulario, pero quizá porque nos hemos preocupado de recogerlo. En 'Tradiciones, costumbres y lengua en Fuencalderas' publiqué 2.200 voces y 600 frases populares, con su significado. Yo no tengo habilidad para crear, pero sí para reunir». Y esa recolección es, también salvamento. «Todos los pueblos de Aragón son muy ricos -concluye José Arbués-, pero necesitan alguien que recoja esa riqueza porque lo que no se escribe es como si nunca hubiera existido. En muchos pueblos vecinos al mio no se ha escrito nada y están perdiendo esa riqueza cultural para siempre».
Fuente: Heraldo de Aragón (edición papel)