ÁRBOL DE FUELLAS PERENNES

La lengua de los aragoneses de la Franja Oriental es el catalán y el aragonés es una lengua distinta al catalán

Luis Negro Marco, Historiador y periodista 10/05/2013 
En la ciudad de Huesca, hubo, en la década de los 80, una evocadora pintura urbana que mostraba un árbol, con la siguiente leyenda: "L'Aragonés, árbol de fuellas perennes". Tras la masiva reivindicación autonomista habida en Zaragoza el 23 de Abril de 1978, la lengua aragonesa, hasta entonces concebida básicamente como dialecto por las instancias académicas, cobró importancia real como lengua. Surgieron así, a comienzos de los 80 destacadas y serias asociaciones para su promoción y defensa, como el Consello d'a Fabla Aragonesa, y su revista Fuellas; el filólogo Francho Nagore Laín publicaba un libro sobre la Gramática Aragonesa en la colección Aragón de Librería General, y Santiago Bal Palazios publicaría después, en la misma editorial, su Curso alazetal de l'aragonés. Estas y otras obras, algunas muy anteriores, pero olvidadas por la alargada sombra del franquismo, fueron decisivas para que los aragoneses supiéramos que en las zonas del Pre-Pirineo y los valles Pirenaicos de Huesca existía (y existe) como lengua propia, la Fabla, y dentro de ella, sus variedades geográficas: Así, en Ansó, el "ansotano"; en Echo el "Cheso"; en el valle de Chistau el "chistavín, o en Panticosa, el "panticuto".

Además del Consello d'a Fabla Aragonesa, con sede en Huesca, otra asociación que lleva décadas trabajando (con sede en Zaragoza) en la promoción de la lengua aragonesa es el Rolde de Estudios Aragoneses (REA) siendo uno de sus máximos exponentes el investigador aragonés José Ignacio López Susín El órgano de expresión de esta Asociación es Rolde, una de las revistas culturales más longevas y prestigiosas de nuestra tierra. Destaca también del REA, la colección de libros de temática aragonesa, todos ellos imprescindibles para conocer las etapas de nuestra historia que cada uno de ellos aborda. De este modo, la obra Plan, tal como fue, describe cómo fue aquella mítica "caravana de mujeres" que a lo Far West organizaron Los chicos de Plan (Huesca), título a su vez de la canción que, a tan mítico acontecimiento, dedicó el grupo Puturrú de Fuá.

Siguiendo con las asociaciones de iniciativa popular que han destacado por reivindicar al aragonés como lengua, cabe reseñar al Ligallo de Fablans de l'Aragonés (El filólogo Chusé Raúl Usón, fundador de Editorial Xordica, fue su presidente en los primeros años de la década de los 90) que, desde mediados de los 80 impulsó creativas campañas para difundir la lengua aragonesa entre la juventud; fue así como surgió el slogan L'aragones ye güai, impreso en trípticos, y remarcado en lápiz de labios bajo el rostro de una joven. Esta asociación publicaba una interesante revista, Orache, con destacados números, como el monográfico de antropología en lengua aragonesa, sobre el estudio de la infancia en el Valle de Panticosa, obra del sacerdote Ricardo Mur Saura.

Además, a principios de los 90, el Ligallo de Fablans publicaba un diccionario de aragonés, obra de Chusé Aragüés, director después de Gara d'Edizions, editora especializada en la traducción al aragonés de obras de autores consagrados.

Pero hablando de la lengua aragonesa no podemos dejar de hablar (además de otros grandes estudiosos, como Veremundo Méndez, Rafael Andolz, o Buesa --también Braulio Foz en su Vida de Pedro Saputo, hace alarde de un gran conocimiento de la lengua aragonesa) del ya desaparecido sacerdote escolapio Pedro Recuenco Caraballo, traductor y escritor, conocedor y hablante de más de 20 lenguas (algunas tan dispares como el malayalam (India) --de la que escribió una gramática para españoles-- y el japonés), autor de un libro fundamental de la lengua aragonesa: Conchugazión y Prenombres febles de l'aragones, publicado en 1992 por el Ligallo de Fablans. Al escolapio Pedro Recuenco debemos también la traducción de los Evangelios al aragonés, bajo el título de Os cuatre Ebanchelios d'o nuestro Siñor Chesucristo, publicado en 2008 por las Escuelas Pías, en colaboración con el Gobierno de Aragón, El Estudio de Filología Aragonesa Y Academia de l'Aragonés.

El doctor escolapio, Pedro Recuenco Caraballo, buen conocedor de las lenguas pirenaicas catalán y occitano (esta del Mediodía francés), creía que la importancia del aragonés era tal que bien pudo ser el tronco inicial de una lengua romance de las que derivaron después el occitano y el catalán. Estamos pues ante una lengua, el aragonés, que marca un rasgo identitario definitivo de nuestro ser, y aunque ahora permanece únicamente en zonas concretas del Pre-Pirineo y Pirineo oscense, del aragonés quedan miles de palabras residuales a lo largo de toda nuestra geografía. Un léxico extraordinario pero que, lamentablemente, allá por los años sesenta, se trataba de evitar por quienes iban a la ciudad para que (los verdaderamente incultos) no les dijesen que eran unos cazurros pueblerinos.

¿Y cuál es el estado actual del aragonés? Confuso. El Gobierno de Aragón plantea que los pueblos de la Franja no hablan catalán, sino aragonés ¿Otra vez los agravios con Cataluña para reivindicar nuestra identidad aragonesa? Pero, aunque se quiera negar la realidad, la lengua de los pueblos aragoneses de la Franja Oriental es el catalán, por supuesto, y el aragonés es una lengua distinta al catalán. Así que, con su actual planteamiento, el Gobierno de Aragón no solo no valora al aragonés como lengua, como patrimonio cultural absoluto de los aragoneses, sino que tampoco dignifica a la lengua catalana que hablan los aragoneses de la zona oriental. En vez de apreciar la riqueza y diversidad cultural y lingüística de nuestra tierra, que nos abre al exterior, parece que los políticos que ahora rigen los destinos de Aragón prefieren seguir anclados en el estereotipo del "mañico", "tozudo", "gigante" y sobre todo, "cabezudo". Será porque les conviene.

Fuente: www.elperiodicodearagon.com

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